El chamanismo es la práctica espiritual más ancestral de la que se tiene conocimiento, con una antigüedad de decenas de miles de años.
Nos enseña que todo cuanto existe está vivo y tiene espíritu, y que el ser humano está unido a la tierra y a toda esa vida por interconexión espiritual.
Del mismo modo que la física cuántica describe un campo de energía que conecta todas las formas de vida, los chamanes hablan también de una red de vida que conecta todas las cosas. Mantienen una concepción anímica de la existencia.
De esta manera, los chamanes curan la enfermedad emocional y física trabajando el aspecto espiritual de la enfermedad.
Un chamán es un hombre o mujer que interactúa directamente con los espíritus para abordar los aspectos espirituales de la enfermedad, llevar a cabo la recuperación del alma, adivinar información, realizar ceremonias y rituales para la comunidad y ayudar a los espíritus de las personas fallecidas a cruzar al otro lado.
El chamanismo se ha centrado en los resultados prácticos, no busca espectacularidad, sino efectividad.
En la cultura moderna, somos muchos los que sentimos un anhelo profundo de experimentar nuestra unión con la red de vida. Sentirnos parte de la naturaleza y reconectar con sus ciclos y ritmos.
La práctica chamánica ha ido adaptándose a las diferentes necesidades culturales, y en este momento existe un llamativo resurgir del chamanismo en Occidente. Debido a esa necesidad de reconexión y acceder a nuestra propia espiritualidad. Sabiendo que somos los únicos que realmente tenemos el poder de cambiar nuestra vida.
Desde la perpectiva chamánica, existen dos causan frecuentes que nos llevan a enfermar. Entendiendo por enfermedad cualquier dolencia que nos resta vitalidad y bienestar.
Y nuestro mayor anhelo es volver a recuperar e integrar todas nuestras partes o trocitos de alma. Sentirnos completos y presentes en la vida.
Es tarea del chamán identificar las partes que se han perdido por el trauma, realizando la práctica de «Recuperación del Alma»
El paciente llega a consulta y expone su mal estar, inquietud o dolencia.
El practicante de chamanismo viajará a los mundos espirituales de la persona, a través de un viaje chamánico, yendo a buscar esas partes que se marcharon y traerlas de nuevo junto a la persona. Mientras el paciente se encuentra tumbado y relajado. En esa posición se desarrolla la práctica, hasta que dichas partes son incluidas de nuevo en su corazón.
Es un trabajo profundo y muy sanador, volver a sentir dentro de nosotros aquella parte de nuestra esencia y vitalidad a la que hoy le damos la bienvenida.
Muchas veces, insconcientemente, esas partes de nosotros que se han marchado, las vamos buscando a través de relaciones, adicciones y otros mecanismos donde intentar llenarnos de aquello que falta.
Recuperar nuestra Alma, creo que es de las prácticas más transformadores y vitalizantes que he experimentado. Volver a sentirnos Completos e Integrados.
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